El 1 de enero de 1994, entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los Estados Unidos, México y Canadá, que afectó directamente al proceso de visas de inversionista para ciudadanos de esos tres países.
El TLC reemplazó el viejo procedimiento que dependía del sistema tradicional que no daba oportunidades de inversión a dichos ciudadanos. En la actualidad se están otorgando estas visas a empresas y personas que pasan por una rigurosa investigación de seguridad, dispuestos a invertir una cantidad adecuada, por lo menos el 51%, del costo de la inversión. Por ejemplo, si la compra de un restaurante es 300.000$(US), se requiere el pago del 51% que cubriría equipo, muebles, inventario u otros gastos relacionados a dicha inversión. En el caso de un inversionista mexicano, el dinero sería trasladado desde México a los Estados Unidos vía giros bancarios cuyo propósito es demostrar el origen de los fondos para un propósito legal en los Estados Unidos.