Uno de los los momentos mas tristes que he tenido en toda mi vida, fue oir a Miguel, un niño de ocho años decir lloriqueando: “Quiero que mi papá regrese.” Su padre es de Mexico, no tiene documentos de Estados Unidos y está varado en Mexico. Su madre, Irene, sentada en silencio a su lado, con una mirada de sorpresa al realizar horriblemente que su esposo no regresará a los Estados Unidos en los próximos 10 años.
El precio que esta familia de los Estados Unidos tiene que pagar por legalizar losdocumentos de Jose, un hombre de 30 años, esposo de Irene y padre de tres niños dedos, tres y cinco años es demasiado para tolerar. Las víctimas verdaderas son los miembros de esta familia, todos ciudadanos de E. U. los que de algún modo vendrían a ser dependientes del gobierno porque el salario de Irene como recepcionista no podría cubrir todos los gastos. Además al poner el hogar debajo del márgen de pobreza con solo un padre, los niños no serían disciplinados ni supervisados apropiadamente.
No se tiene que tener mucho sentido común para imaginarse que las leyes de inmigración vigentes de E.U. han perdido la sabiduría establecida al forzar a José, el primero en ganar el pan, a salir de U.S. para obtener su residencia permanente. El tiene que ser entrevistado en el consulado de los E.U. en la Ciudad Juarez, Mexico, una ciudad acorralada por un índice alto de asesinatos ocasionadas por el cartel de la droga lo que la hace la ciudad más peligrosa de Mexico. En su entrevista se le dijo que tiene que cumplir con la condena por haber entrado a E.U. ilegalmente. El estará atascado en Mexico por los próximos 10 años.
La única solución es una ley humanitaria llamada “245(i)” la cual le permitiría permanecer en los E.U. mientras se procesa pagando una multa de $1,000, la condena por entrar ilegalmente en los E.U. Esta ley ha estado disponible de vez en cuando desde 1994. La última vez que regresó fue el 30 de Abril de 2001. Hubo el ataque del 9/11 y cualquier esfuerzo para reactivarla se encontró con argumentos que podrían beneficiar a un terrorista.
Los beneficios de la 245(i) no se pueden ignorar. En el caso de Irene y Jose, esta ley mantendría a la familia unida permitiéndole a José tener su entrevista en los E.U. Los niños tendrían a su papa e Irene a su esposo. El gobierno no tendría que mantener esta familia. Después de todo, en el proceso, el gobierno sabría la buena fe de José. El sería alguien fácil de seguir porque tiene papeles legales.
Se necesita la Ley 245(i) de vuelta porque es de mucha importancia proteger a nuestras familias. Ciudadanos como Irene y sus hijos no deben de ser tratados de este modo, ellos forman una familia honrada Ellos tienen derechos también